Mural “Consciente Desesperación”. Cortesía © Mamtástico.

Si queremos ver obras de arte urbano que sean de buena calidad en la VI región, dos destinos recomendados son Graneros y Rancagua. Y es que durante los dos últimos años, ambas comunas han sido el mejor lienzo para el muralista y licenciado en arte y diseño, Mauricio Correa, más conocido como Mamtástico, quien se ha dedicado a hacer grandes murales que invitan a reflexionar sobre la sociedad contemporánea.

A través de sus dos proyectos más emblemáticos, “Conciencia Mural” y “Agonía Fáunica”, ha logrado llevar el arte urbano especialmente a quienes viven en la Población Rancagua Sur y a los estudiantes de las escuelas públicas de Graneros.

Con el objetivo de conocer más sobre la visión de este muralista, le hicimos una entrevista en la que nos cuenta sobre cómo los espacios públicos se pueden mejorar para sus habitantes a través del arte urbano, el impacto de los mensajes que se representan en la pintura y cómo se puede mantener vigente una obra en el espacio público.

A continuación te contamos sobre sus proyectos y podrás leer la entrevista completa.

Conciencia Mural

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Desde la Ruta 5 se divisan los blocks de la Población Rancagua Sur, lugar escogido por Mamtástico y su equipo para realizar el proyecto “Conciencia Mural”. Esta iniciativa que se llevó a cabo entre junio y diciembre del año pasado, consistió en pintar seis enormes murales que cubren una cara de los edificios que tienen cuatro pisos.

El tema de los diseños trata sobre la contaminación que plasmó en cuatro murales que reflejan esta problemática y para los que ofrece soluciones que se proyectan en otros dos que actúan como invitaciones hacia los vecinos y hacia quienes vean estas obras a que, por ejemplo, comiencen a reciclar.

El proyecto fue posible gracias a la buena acogida que tuvo entre los vecinos y a que obtuvo recursos económicos del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes luego que se adjudicara un Fondart.

Acerca de su proyecto, Mamtástico cuenta que “decidí trabajar conceptos y formas entendibles pensando en el público al que van dirigidos. Y ha sido todo un éxito, las personas los cuidan y los quieren porque consideran que son parte suya”.

El video superior corresponde a un documental que registra distintas etapas y visiones sobre el aporte del proyecto al barrio que se intervino.

Agonía Fáunica 

Mural “El Zorro” del proyecto Agonía Fáunica. Cortesía de Mamtástico.

El canquén colorado, el gato andino, el huemul, el loro tricahue, el picaflor de Arica, la vicuña y el zorro chilote son ocho animales chilenos que eventualmente podrían desaparecer si no se toman medidas de protección debido a que están en peligro de extinción.

Antes de que esto ocurra y como una manera de crear conciencia sobre el riesgo que existe, Mamtástico decidió que usando su mejor medio de expresión, la pintura, acercaría estos ejemplares a los niños de las escuelas públicas de Graneros.

“Más allá del trabajo artístico hay también una forma de acercar a los niños una realidad que desconocen. Al pintar estos animales, mostrárselos, contar sus historias y hacer que convivan permanentemente con ellos, está incorporando a su imaginario arte, naturaleza e identidad”, según nos cuenta.

De esta manera, cada ejemplar criollo tiene su propio mural, por lo que en total son ocho las escuelas participantes. Una vez finalizado, cada mural tendrá una placa informativa en la que se explicará más sobre la iniciativa, la que fue posible luego que el artista se adjudicara un Fondart 2015.

Mamtástico: “Una vez terminada la obra ya pasa a ser parte del espacio público y es la gente la que debe mantenerla vigente”

Mamtástico en la Población Rancagua Sur. Has click para agrandar.

1. ¿Cuál crees que es la importancia del arte en el espacio público?

Acercarlo a la gente, sobre todo  a la más común y corriente. Hay muchas personas que no tienen acceso a las manifestaciones de arte en sala, personas que jamás han visitado una galería de arte, por ejemplo. La calle es de todos y el arte también debería serlo. La utilización del espacio público permite recuperarlo, apropiarnos de él, hermosearlo y aprovechar su enorme poder comunicativo para plasmar un contenido haciéndolo parte de la realidad de la comunidad que lo ve diariamente. Podemos instalar así un mensaje y también un formato creativo en la población.

2. ¿Qué impacto genera el arte urbano en la ciudad y en sus habitantes?

En mi trabajo intento graficar situaciones problemáticas que ocurren diariamente en el país, situaciones que como sociedad pasan desapercibidas. Todos los días somos invadidos de gigantografias publicitarias o imágenes de políticos. Todo lo que observamos queda en la retina del espectador por bastante tiempo. Por lo mismo, el arte urbano tiene el desafío de poder comunicar y trasformar la mentalidad de la gente común, de la gente que día a día transita por las calles de su comuna para ir al trabajo, por ejemplo, con un mensaje fuerte, claro y transcendental.

3. ¿Crees que el arte urbano es valorado en Chile?

Con el pasar de los años, la gente ha valorado el trabajo realizado en la ciudad. No solamente por el mural plasmado, sino por todo el proceso que debe pasar previamente el artista para poder llegar a ese nivel de trabajo. Soportar calor, frío, lluvia, comentarios, etc., son situaciones que ocurren a diario, pero que no se ven reflejados gracias a la pasión que entrega el artista para completar su obra.

4. ¿Cuáles crees son las principales diferencias entre exponer en una galería privada y en el espacio público?

Principalmente el espíritu democratizador.  El acceso que genera, por igual, a todas y todos. El arte en la calle se transforma en una galería abierta para todo espectador durante cada  día del año y no dependemos de un guía que explique. Las obras, la ciudad y el imaginario de cada espectador construyen su propio mensaje. Por otra parte, está la posibilidad de interacción entre el autor y el espectador. Es en la calle donde comentas ideas con transeúntes, otros artistas, colaboradores, amigos, etc. En la galería solo montas la obra final y ya está. El espectador aquí no tuvo la misma visión de los procesos creativos que lo llevaron a concretar dicha obra.

5. ¿Qué buscas entregarle a la ciudad a través de tu obra?

Durante mucho tiempo Graneros fue una ciudad gris, yo pretendo llenarla de color.  Aquí no tenemos la posibilidad de ver una cantidad importante de trabajos en cuanto a murales se trata. Existen los espacios para poder realizar muchas obras y es por esto que me he visto en la obligación de postular a proyectos para poder concretarlos sin problemas en el camino. Mis trabajos son de bastante color, formas extraídas del diseño que se mezclan con otras gráficas espontáneas frente al muro y las temáticas están ligadas a los problemas que hemos generado, como sociedad, a nuestro entorno. Pretendo generar conciencia frente a estas situaciones por medio del muralismo y buscar solución en un corto plazo. Es complejo, pero no imposible.

6. ¿Qué factores crees que influyen en la permanencia de una obra en el espacio público?

El trabajo en exterior enfrenta muchas dificultades. Una vez terminada la obra ya pasa a ser parte del espacio público y es la gente la que debe mantenerla vigente. También están los factores climáticos.  Hay trabajos que duran años y otros sólo un momento determinado, pero todo es parte del proceso y de este tipo de creación. La calle es la calle y debes estar consiente de estos factores que finalmente pasan a ser leyes del arte urbano.

Intervención realizada en Caldera. Imagen cortesía de Cubotoy.

Al conocer las intervenciones que Angello García ha hecho en ciudades chilenas, principalmente en Santiago, lo más probable es que despierte un interés tal que nos hará estar más atentos para encontrar su trabajo.

Usando el nombre de Cubotoy, este diseñador gráfico y académico de la Escuela de Diseño de la Universidad Diego Portales (UDP), se ha dedicado durante los últimos siete años a dibujar afiches con llamativos personajes que deja en las calles y que quienes los ven, los aprecian de tal manera que se los llevan como un regalo, según nos cuenta en una entrevista.

Algunos de los personajes de los afiches son los mismos a los que Cubotoy les dio vida en una línea coleccionable de juguetes diseñados en papel, llamada Paper Toys. Esta iniciativa se convirtió en la primera de su tipo en Chile y actualmente se usa en clases de colegios y universidades.

Calle Merced, Barrio Lastarria. Cortesía Cubotoy

Otros de sus personajes son los que están en “Cubotoy un Mundo de Papel”, un libro en que niños y adultos pueden armar hasta 29 personajes y máscaras con las plantillas recortables que trae, las que fueron creadas por Cubotoy y que se ven en el siguiente video.

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La propuesta de diseño creada por Cubotoy y representada en ambos proyectos, lo llevaron a fines de 2014 a integrar la exposición “Nuevos territorios: laboratorios de diseño, artesanía y arte en Latinoamérica”, que estuvo hasta abril en el Museo de Artes y Diseño (MAD) de Nueva York.

Esta muestra se hizo para difundir el arte contemporáneo latinoamericano y contó con la participación de más de 75 propuestas elaboradas por artistas, artesanos, colectivos y diseñadores.

Entrevista.

1. ¿Cuál crees que es la importancia del arte en el espacio público?

En el espacio público convergen diversas formas, personas y actividades, por tanto, lo urbano es propiamente cultural. Entonces, si el arte conforma parte de nuestra cultura, es ahí donde radica su importancia. Además, el espacio público es un lugar de apariciones, un espacio de oportunidades para encontrar cosas nuevas y la presencia de arte en este escenario siempre tomará al transeúnte por sorpresa.

2. ¿Qué impacto genera el arte urbano en la ciudad y en sus habitantes?

El arte urbano disfruta de la ciudad y la activa democráticamente. Dependiendo del tipo de obra, las operaciones perceptuales del transeúnte son provocadas, iniciándose diálogos insospechados, oportunidades de reflexión y contexto social de interacción. La proliferación de arte contemporáneo en los espacios públicos de todo el mundo ha generado diversas calificaciones y ha llamado la atención de los museos y galerías más importantes del planeta. Finalmente, se podría decir que la calle es un escenario más de expresión.

3. ¿Crees que el arte urbano es valorado en Chile?

Ojalá en Chile siempre sea valorado el arte. Valorado o no, siempre existirá.

4. ¿Cuáles crees son las principales diferencias entre exponer en una galería privada y en el espacio público?

Es innegable que la exposición del arte en el espacio público supone un mayor número de espectadores. También es cierto que una galería puede promover el arte, pero sólo el de unos pocos dirigido a otros pocos. La galería es una vitrina a ciertos espectadores y no a ojos de todos como sucede con el arte urbano. Así como en las películas, en la calle siempre pasarán cosas.

5. ¿Qué buscas entregarle a la ciudad a través de tu obra?

Busco compartir mi cosmogonía personal a través de mis personajes. Ese compartir se vuelve literal en el amplio espectro de la palabra porque mis intervenciones pintadas sobre cartón permiten ser apropiadas por el transeúnte. Esta característica convierte mi trabajo en muestras efímeras, porque no duran mucho tiempo sin que alguien la tome y la lleve consigo.

6. ¿Qué factores crees que influyen en la permanencia de una obra en el espacio público?

En primera instancia, el “permiso” para intervenir. Y este factor a su vez afecta la materialidad utilizada en la obra, sea cual fuere, puesto que una pieza de arte licitada o concursada, funciona de manera distinta a las intervenciones que omiten ciertas burocracias. En el caso particular de mi trabajo, la duración de estas intervenciones en el espacio público no sobrepasa los 2 o 3 días.

Los cartones que he intervenido los pego sobre paredes de sectores altamente transitados. Al ser fáciles de remover, la gente que transita y que los ha apreciado se los lleva a sus espacios íntimos y la intervención desaparece para formar parte de otra realidad. Para conocer y extender la historia de mi trabajo, los diversos cartones que he pegado tienen un mensaje al reverso de la obra, indicando que si de haber llevado el cartón a su hogar, compartan una fotografía indicando que es #cubotoy.

Caldera. Cortesía Cubotoy.

Barrio Lastarria. Cortesía Cubotoy.

Bahía Inglesa. Cortesía Cubotoy

Entre Prat y Ramazzi, Caldera. Cortesía Cubotoy.

Merced con Lastarria, Barrio Lastarria. Cortesía Cubotoy.

Sector de Escuela Militar. Cortesía Cubotoy.

Cortesía Cubotoy.

Simón Bolívar con Juan Francisco Gonzalez, Santiago. Cortesía Cubotoy.

Cortesía Cubotoy.

Barrio Lastarria. Cortesía Cubotoy.

Calle Merced, Barrio Lastarria. Cortesía Cubotoy.

Calle Merced, Barrio Lastarria. Cortesía Cubotoy.

Cubo en bus de Transantiago. Cortesía Cubotoy.

Imágenes: Cortesía Cubotoy (@cubotoy en Instagram)

“Hito Geográfico Centro de Chile” del escultor Federico Assler. © Consejo de la Cultura

Un dato que probablemente no esté tan presente es que el centro de Chile continental está ubicado en la Región del Bío-Bío, específicamente en Coronel. Es por esto que para marcar este punto geográfico, este fin de semana se instaló una obra del destacado escultor y Premio Nacional de Arte (2009), Federico Assler, quien fue invitado a hacer una obra para un espacio público trascendente.

Conoce más de sobre esta obra a continuación.

La obra se llama “Hito Geográfico de Chile” y está ubicada en el sector de Playa Blanca de Coronel, en un costado de la ruta 160. Al igual que la gran mayoría de las obras de Assler, está hecha en hormigón armado y representa la convergencia del norte y del sur en un punto central.

La escultura está conformada por tres piezas de 3 metros de altura y 10 metros de extensión. Acerca de ésta, su autor dijo durante la inauguración que “la hice por una infinidad de motivos, con una manera muy propia de hacer y de darle forma al hormigón. Lo hice con ayuda de algunos maestros, de una empresa que fabrica hormigones especiales y de muchas personas más. Es una obra personal que ha emergido después de muchos años de trabajo”, según informa el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

© Consejo de la Cultura

Esta nueva escultura para que disfruten los ciudadanos es parte de un plan de la Comisión Nemesio Antúnez, dependiente del Ministerio de Obras Públicas, que ha permitido entregar 187 obras de arte público.

Por Marcela Ilabaca Z. Escultora y Magíster en Teoría e Historia del Arte de la Universidad de Chile. Se dedica a la creación, a la investigación y a la docencia en el área de Artes Visuales.

Monumento al General Baquedano. Virginio Arias. Plaza Baquedano, Santiago, Chile 2010. Fotografía cortesía de Marcela Ilabaca Z.

La ciudad de Santiago de Chile se presenta actualmente como un espacio que se suma al despliegue del proyecto modernizador global, de modo que, dominada por la vorágine que caracteriza a las grandes urbes, la ciudad se dibuja como un escenario complejo, vulnerable y en constante transformación.

La falta de regulación en el trazado urbanístico ha cedido paso a la colonización del espacio por una estética globalizada, que homogeniza las formas y condiciona el gusto de un habitante complaciente, lo cual hace de Santiago una ciudad cada vez más difícil de identificar y de reconocerse a sí misma en su -diariamente- renovado paisaje. Somos testigos así de la desaparición de lugares que se destruyen para ser reemplazados por la emergencia de las grandes alturas de la arquitectura comercial, por la velocidad de los medios de transporte, por la aparición de túneles y autopistas que construyen una espacialidad -y así una identidad- fragmentada.

El espacio se disputa entre las empresas inmobiliarias, la industria automotriz y las gigantescas imágenes publicitarias que proliferan a favor del sistema económico. Así pues, la ciudad que habitamos hoy se caracteriza por contener elevados índices de congestión visual y acústica, sumados a contrastes estéticos y sociales.

Desde esta reflexión buscaremos comprender cómo la escultura logra hacerse lugar en la apabullante y veloz ciudad que habitamos. No será el propósito de este estudio llevar a cabo un seguimiento histórico de la escultura emplazada en la ciudad de Santiago, sino más bien  realizar un análisis crítico que nos permita develar que relaciones establece ésta en general, con el territorio a la vez diverso y complejo del espacio público.

Partiremos señalando que la escultura conmemorativa emplazada en el espacio público mantiene una relación con el entorno cada vez más descontextualizada, dado que el acelerado despliegue de la ciudad contemporánea, que como ya hemos revisado ha cedido territorio a nuevos elementos en el paisaje, ha dejado sumergido al monumento tradicional -que resistentemente aún se mantiene- en un agujero de invisibilidad, por cuanto el mundo que le daba sentido es ahora inexistente.

Múltiples esculturas grafican este fenómeno, por ejemplo, el Monumento ecuestre al General Manuel Baquedano realizado por el escultor chileno Virginio Arias el año 1928. Junto al monumento a Los héroes de la Concepción de Rebeca Matte, inaugurado en 1923 en La Alameda, el Homenaje a los  Héroes de Iquique de José Carocca Laflor, inaugurado en 1962 en  la  Plaza  Venezuela del Mercado Central, el  Monumento al  General Baquedano pertenece a uno  de los tres homenajes encargados para conmemorar la Guerra del Pacífico (1879-1883), triunfo militar utilizado extensamente como motivo en las artes representativas chilenas. Siguiendo la lógica de la estatuaria tradicional, el monumento representa al General Baquedano -conocido por su participación en la guerra contra la Confederación Perú-boliviana- vestido de militar, montado sobre su caballo y ambos, erigidos sobre un enorme pedestal de piedra que junto a algunos elementos alegóricos utiliza el pretérito recurso del pedestal-tumba. Acompañan la escena, las figuras de un centinela y una mujer.

Monumento ecuestre al general Manuel Baquedano. Virginio Arias. Santiago de Chile. Fotografía tomada hacia 1928. 

La lápida de bronce incluida a los pies de la representación en 1931, muestra la introducción de una innovación en términos de esculturas conmemorativas. Se trata de un homenaje al soldado desconocido, asunto que se comenzó a plantear en Europa después de la Primera Guerra mundial y que considera homenajear a aquellos soldados que perecieron anónimamente, destacando el sentido heroico de sus muertes.

Para emplazar el monumento se escoge como punto de ubicación un destacado centro citadino, la Plaza Italia, que en aquel entonces contaba con la presencia de otra estatua, cuyo bulto se hace remover para ubicar en su reemplazo el Monumento a Baquedano. Se trataba del monumento donado a Chile por la colonia italiana en 1810 y que, precisamente, le dio el nombre a la renombrada plaza. El reemplazo de una escultura en lugar de otra indica un carácter nómada de esta forma de estatuaria, puesto que su lugar de ubicación parece responder solamente a la necesidad de contar con un centro de interés visual privilegiado que permitiera destacarla. El Monumento a Baquedano y -seguramente- la mayoría de los monumentos emplazados en la ciudad de Santiago deben su disposición en el espacio y su escala a la intención de señalar y extender visualmente la historia hacia la ciudadanía.

Este afán por visibilizar un triunfo histórico a través del Monumento a Baquedano actualmente se ve en desmedro, pues la presión del espacio circundante originada por el tránsito automovilístico, la nueva arquitectura y la publicidad constituyen su desaparición, lo que no sólo significa que el  bulto  desaparezca visualmente, sino que,  por sobre todo, éste ha quedado oculto ante la emergencia de un nuevo mundo en curso, con cuyo sentido ya no se encuentra en correspondencia. La indiferencia y desapego que tal anacronía produce en los ciudadanos conlleva a que la escultura quede enquistada en un territorio al que no logra pertenecer.

Este fenómeno, donde la escultura parece perder su lugar dentro de la gran urbe, se presenta no sólo en el monumento clásico, sino que también nuevas y modernas esculturas desaparecen, al no encontrar la manera adecuada de incorporarse a este complejo escenario. Es el caso de la escultura Giro del artista Iván Daiber ejecutada en fierro pintado el año 1999. Esta escultura se emplazó originalmente en una exhibición en el parque Américo Vespucio para posteriormente ubicarse por largo tiempo en la intersección de la Avenida Américo Vespucio con Avenida El Salto, quedando inserta, al igual que la anterior, dentro de un circuito automovilístico que la hace difícil de percibir. Su emplazamiento se realizó en otro de los tantos terrenos sobrantes generados a consecuencia de los proyectos de desarrollo vial, un territorio que no llega a ser otra cosa que un fragmento residual de terreno estéril. Este tipo de espacios perdidos se caracterizan por ser adornados con diversos tipos de objetos que vienen a tranquilizar la incertidumbre de no saber a quién pertenecen o para que sirven. “Estos retazos de terreno -señala el Arquitecto Felipe Assadi- quedaron definitivamente para ser observados -de reojo-, y todo lo que se ha hecho en su interior ha sido por bonito”¹ . Tales circunstancias son entonces las que rodean a esta escultura de Daiber, influyendo notablemente en que ésta se vuelva invisible al supuesto espectador que transita en su automóvil desprevenido de su presencia. La escultura, al competir con el entorno, desaparece visual y espacialmente del medio, ni siquiera entra en conflicto con el lugar, observándose más bien como un accidente en el espacio, que no alcanza a interrumpir la atención del distraído transeúnte.

Nos preguntamos al respecto, cuáles son las decisiones que motivan este emplazamiento y nuestra conclusión se orienta a presuponer que éstas son producto de la necesidad de ornamentar dicho terreno baldío, ya que la escultura pasa a tomar el mismo lugar de las flores, palmeras, piedras u otros ornamentos, que tanto aquí como en otros espacios residuales generalmente se utilizan con un fin decorativo.

Giro. Iván Daiber, 1999. Américo Vespucio con Avenida El Salto. Santiago de Chile.

Además de su escala, la posición situacional de la escultura, su horizontalidad, acrecienta la condición geográfica del terreno, que similar a la de un zarzal, atrapa la forma ocultándola en la espesura de la vegetación. En función de esto nos preguntamos: ¿Cuál es la escala necesaria de una escultura para ser emplazada en el espacio público? Claramente, no se trata solo de un asunto de dimensiones, sino de la relación de sentido que la escultura establece con su lugar de emplazamiento. La escultura de Iván Daiber más que falta de tamaño carece de una relación con el lugar, pues no nace concebida para este espacio, por lo que no logra conformar una presencia contextualizada que le permita entrar en relación con éste. Es decir, la pieza pudo haber tenido un enorme tamaño y ser fácilmente percibida, pero ello no garantiza que la escultura guarde una escala de sentido con el lugar.

Un ejemplo concreto a considerar en relación a este tema es la problemática generada años atrás en torno a la posible ubicación de una escultura monumental en la plaza Gómez Rojas, aledaña al Barrio Bellavista de la ciudad de Santiago. La obra formaba parte de un proyecto arquitectónico que proponía erigir en este sector una escultura del Papa Juan Pablo II de 13,5 m. de altura situada además sobre un enorme pedestal, lo que incluiría la remodelación de la plaza ya mencionada y la realización de 350 estacionamientos subterráneos bajo ella.

Maqueta del proyecto Plaza Gómez Rojas diseñado por el Arquitecto Cristian Boza.

El proyecto motivó una controversia para que medios de prensa, arquitectos, urbanistas, escultores y parte de la ciudadanía en general salieran en defensa del valor histórico y arquitectónico de este tradicional barrio, argumentando en contra de la colocación de la estatua. Los detractores del proyecto no concibieron la idea de que una escultura de motivo religioso fuese a definir el lugar como si fuese principalmente católico, además de considerar que su colosal tamaño destruiría la armonía arquitectónica del lugar. El escultor chileno Francisco Gacitúa, es uno de quienes argumentó: “Esa escultura no puede hacerse”, argumentando: “si se levanta, asesinaría un barrio único, que tiene un sello muy particular”² . Es así como la opinión generalizada es que la escultura en vez de venir a significar el lugar relacionándose con éste, quebraría absolutamente la escala con el entorno tanto desde el punto de vista físico como ideológico.

A partir de su descrédito el conflicto pasó casi inmediatamente a manos del Consejo de Monumentos Nacionales lo que tampoco dio paso a un mayor debate estético. El CMN finalmente resolvió no emplazar el monumento en dicho espacio. Los argumentos dados señalan que: “El tamaño de la figura amenaza con romper la armonía histórica y urbanística de la ciudad”³ .

Escultura de Diego Portales. Calle Ejército, Santiago de Chile.

Bajo esta revisión, convenimos que la escultura del Papa nació carente de lugar ya que fue determinada, desde su concepción, por una escala descomunal que la condenó a desaparecer. Desaparecer en el sentido de que cualquiera que fuera su lugar de emplazamiento en el medio urbano no sería posible percibirla en su integridad.  Descomunal también en el sentido de que desborda toda relación humana con el entorno, des-comunal entendido como aquello que no se reconoce como común al territorio ni a la comunidad. La idea de un enorme pedestal que la elevara por sobre el espacio circundante la inviste de un propósito por sublimar al personaje conmemorado, situándolo por encima de todo transeúnte-espectador que pudiera encontrar a su paso. Esto le otorga un significado similar al de los monumentos conmemorativos históricos, como formas que se imponen a la ciudadanía alejándose visual, espacial y contextualmente de su público.

Sin embargo, que la escultura no posea pedestal no implica necesariamente que se encuentre en sintonía con el espacio que habita. Observemos por ejemplo el caso de la estatua de Diego Portales emplazada en la vereda poniente de la calle Ejército en el centro de Santiago. Se trata de una estatua de bronce que se encuentra absolutamente desprovista de pedestal, sólo una pequeña placa la adosa al suelo. El contacto directo entre la estatua y la calle da cuenta de que el personaje quiere ser mostrado como un ciudadano común y cercano, no obstante, el modo en que está representado, su vestimenta, escala y materialidad contrarían dicho objetivo, generando más bien una contradicción visual: la figura no carece de solemnidad por el sólo hecho de ser bajada de su pedestal.  Pese a estar despedestalizada, esta escultura parece estar fuera de todo sitio.

Observamos así que la escala, entendida como escala que es ante todo humana, es estar en relación interna con el entorno y su habitante, en virtud de lo cual es posible decir que una obra que participa del espacio y lo habita lo hace a través de una colaboración mutua con el entorno y sus habitantes, desde una escala pensada desde una dimensión estética que comprende tanto su entorno físico como también el conjunto de circunstancias urbanas, políticas y sociales que la rodean. De este modo la escultura es capaz de situarse, de hacerse lugar, en medio del espacio cultural su contexto.-

*Extracto de la investigación “El cambio de paradigma en la concepción del tiempo y el espacio en la escultura contemporánea” a partir de la obra de Richard Serra (2010). 

1. Assadi, Felipe. Los paisajes de la crisis.  Revista VD: P. 82. Santiago, Chile. Noviembre de 2009
2. Entrevista a Francisco Gacitúa. El Mercurio. Santiago, Chile. Domingo 4 de octubre de 2009. P. E13.
3. Los planes para la estatua del papa. El Mercurio. Santiago, Chile. Domingo 15 de noviembre de 2009. S.p.

El Barrio Bellavista albergará el Segundo Encuentro de Dibujantes Urbanos Urban Sketchers Chile. Esta versión también tendrá talleres, espacios para croquear en grupo el barrio y una exposición. El encuentro gratuito y abierto.

Como punto de encuentro en el Centro de la Ciudadanía Montecarmelo, desde las 10 de la mañana del sábado 24 de octubre, Urban Sketchers Chile realizará su Segundo Encuentro Anual, esta vez en el barrio Bellavista en la comuna de Providencia, después que la versión 2014, en el barrio Concha y Toro resultara todo un éxito. Se trata de una instancia gratuita, donde dibujantes profesionales y aficionados tendrán espacio para poder plasmar la belleza e historia del lugar. 

Tal como el año pasado, el objetivo es generar y fortalecer la comunidad de dibujantes, profesionales o aficionados, en un espacio para dibujar juntos, compartir experiencias y conocimiento a partir del placer de dibujar el entorno urbano. La idea es generar comunidad entre quienes han participado en los encuentros mensuales o siguen a USK Chile  a través de las redes sociales. También es una excelente oportunidad de retomar los lápices para quienes se han alejado del dibujo por inseguridad o falta de tiempo.

En este Segundo Encuentro habrán tres talleres durante la mañana para luego salir a croquear el barrio. En la tarde, el grupo se trasladará hasta la Plaza Mori, un espacio con patrimonio, vida de restaurantes y tipología arquitectónica propia. Y Finalmente, se expondrán los trabajos en el Centro Montecarmelo, en una muestra abierta. 

El encuentro es gratuito y sólo se necesita llevar lápiz o los materiales preferidos para dibujar e inscribirse a través de un formulario en la página de Facebook (facebook.com/ UrbanSketchersChile). El Centro de la ciudadanía Montecarmelo está ubicado en Bellavista 0594 (Metro Salvador).

La actividad cuenta con el patrocinio de la Municipalidad de Providencia y el auspicio de Color Animal.

 Sobre Urban Sketchers Chile

“Urban Sketchers Chile es un capítulo de Urban Sketchers (USK), organización internacional sin fines de lucro creada en Estados Unidos en noviembre de 2007, cuando Gabriel Campanario, periodista e ilustrador,  después de ver un número creciente de personas que compartían sus dibujos hechos in situ en la blogosfera, comenzó un grupo de flickr como vitrina de estos bocetos urbanos. Un año más tarde, amplió la iniciativa con un blog .

USK a nivel internacional organiza anualmente un simposio global, donde se reúnen quienes han estado participando durante el año, en donde se hacen talleres, se entrega material didáctico y se hacen recorridos para dibujar la ciudad que los acoge durante varios días.

En Chile quisimos emular estos encuentros, pero a nivel nacional. El año 2014 fue el primero y se realizó en el barrio Concha y Toro, en la comuna de Santiago. En esa oportunidad se logró convocar a personas de diversas áreas y con distintos grados de experiencia en el dibujo. Al igual que en los internacionales, también hubo workshops y pequeños recorridos por el barrio para croquear en grupo. El objetivo fue generar un espacio de encuentro, reunión y aprendizaje del croquis urbano. También se entregaron materiales de regalo gracias a los auspiciadores y, finalmente, como se hace después de cada encuentro alrededor del mundo, los trabajos se expusieron  en el mismo lugar en una muestra abierta.

Queremos que Nuestro encuentro anual constituya una  instancia para que todos y todas, independiente de sus conocimientos de dibujo, puedan croquear lo que observan de la ciudad. De esta manera, lograr atraer e incluir a quienes han estado alejados del dibujo por razones de inseguridad, falta de inspiración o de tiempo. Dibujar la ciudad es una oportunidad para observarla y valorarla en toda su diversidad y riqueza eso es lo que buscamos a través de esta plataforma”.

Mural “Cuerpo, Mente y Alma” en Subida Cumming, Valparaíso. Cortesia Juanita Pérez.

En 2006, ciertas calles de Santiago empezaron a lucir murales con diseños inspirados en la naturaleza. Su autora es Juanita Pérez, muralista chilena que a través de su obra busca rescatar y poner en valor los elementos que caracterizan la cultura latinoamericana para que los ciudadanos tengamos la posibilidad de disfrutar del arte en nuestros recorridos cotidianos.

Actualmente, sus obras se pueden observar en distintas ciudades de Chile. Por ejemplo, en Santiago sus murales están en las calles más céntricas, en La Florida, la Población La Victoria en Pedro Aguirre Cerda y en el Museo de Cielo Abierto de San Miguel.

En este último lugar, Juanita tuvo la oportunidad de pintar uno de los blocks de la Población San Miguel junto con la artista Anis 88 como parte de la tercera edición del festival de intervenciones urbanas Hecho en Casa realizado en mayo pasado.

El diseño que presentaron bajo el nombre “Universos Diversos: Ciclos en el Macro y Micro Cosmos” fue preseleccionado por los vecinos del sector y representa cómo los ciclos de la luna influyen en las personas, lo que se materializó usando pinturas en aerosol y materiales reciclados.

1. ¿Cuál crees que es la importancia del arte en el espacio público?

El arte en el espacio público es fundamental, vivimos en un cotidiano en donde las personas viajan constantemente para realizar sus labores y las plataformas urbanas son los nuevos medios culturales para las entidades que transitan día a día por las calles de la ciudad.

2. ¿Qué impacto genera el arte urbano en la ciudad y en sus habitantes?

Creo que el arte es fundamental en la vida cotidiana de los seres, es un impacto positivo en el diario vivir, aumenta la calidad de vida en el sistema que estamos inversos, siendo un aporte visual con interpretaciones diversas, eso lo interesante, la interpretación subjetiva de lo que se observa.

3. ¿Crees que el arte urbano es valorado en Chile?

Siento que aún estamos en una transición para que sea valorado, se sigue vinculando las creaciones callejeras con lo vandálico, por lo que falta mucho para que se valore por la labor que es.

4. ¿Cuáles crees son las principales diferencias entre exponer en una galería privada y en el espacio público?

La principal diferencia son los espectadores de la obra, lo mas probable es que en las galerías privadas las personas que asistan sean de la aristocracia o bien interesados en el tema, en cambio el espacio público no discrimina, la obra es para todos, sin importar intereses y condiciones sociales. Es libre, para quien ejecuta, como también para quien observa.

5. ¿Qué buscas entregarle a la ciudad a través de tu obra?

Texturas, mandalas, patrones, saturación de colores son lo que caracterizan mi obra. Me inspiro mucho en lo natural, en la belleza presente en cada ser vivo, amo la naturaleza, los animales, los viajes y nuestra propia cultura, lo latino. En mis creaciones intento expresar eso, un momento de naturaleza para quienes observan, detalles y ornamentos propios de nuestro continente.

6. ¿Qué factores crees que influyen en la permanencia de una obra en el espacio público?

La dedicación, la paciencia, el esmero en cada creación, creo que eso es un gran factor para la permanencia de lo creado, largos momentos de conexión y meditación en el espacio público se aprecia y eso se valora.

“Bubobubo”. Autopista Central, Santiago. Cortesía Juanita Pérez.

“Newen de mujer”. Calle Seminario, Santiago. Cortesía Juanita Pérez.

“Pavuncia Rial”. Calle Walker Martinez, La Florida, Santiago. Cortesía Juanita Pérez.

“Cantando sin escuchar”. Calle Echaurren, Valparaíso. Cortesía Juanita Pérez.

“Liontigrispardus feat Ranatribalistica”. Museo a Cielo Abierto San Miguel, Santiago. Cortesía Juanita Pérez.

“Liontigrispardus”. Museo a Cielo Abierto San Miguel, Santiago. Cortesía Juanita Pérez.

“Ranatribalistica”. Museo a Cielo Abierto San Miguel, Santiago. Cortesía Juanita Pérez.

“León al acecho”. Autopista Central, Santiago. Cortesía Juanita Pérez.

“Ciclos en el micro y macro cosmos” realizado junto a Anis88. Museo a Cielo Abierto San Miguel, Santiago. Cortesía Juanita Pérez.

Para seguir el trabajo de Juanita Pérez, te invitamos a visitar su sitio web (www.juanitaperez.cl) y sus páginas en Facebook e Instagram.

Antes y después del mural de Salvador Dalí realizado por Pixel Art en Barrio Italia, Santiago. Cortesía Pixel Art

Llevar expresiones de arte a los espacios cotidianos de las personas es lo que el artista Pixel Art busca a través de su obra. Es por esto que decidió regalarle a las calles de Santiago varios retratos en mosaico de renombrados artistas nacionales y extranjeros, entre los que se encuentran Vincent Van Gogh, Pablo Neruda, Nicanor Parra y Salvador Dalí.

Sin embargo, esta última obra, hecha en el frontis de una casa ubicada en la esquina de Condell con Mujica, en el Barrio Italia, fue recientemente destruida por su arrendatario. Acerca de la pérdida de este trabajo, tanto para él como para quienes lo valoraban en el espacio público, nos cuenta Pixel Art en esta carta que nos envió.

Texto por Pixel Art.

Esta obra la realicé en febrero de 2015. Es un homenaje a Salvador Dalí en el que tomé un fragmento de la famosa foto del francés Robert Descharnes. Lo que más me impresiona de esta foto es la mirada de Dalí y mi intención era llevar esta mirada al entorno urbano, porque me transmite un mensaje muy directo de mantenerse despierto, algo así como “despierten almas dormidas”.

Siento que el arte urbano es muy intenso en el sentido de que genera un impacto muy grande en el transeúnte, un cuestionamiento y un diálogo. Mi intención desde que trabajo en la calle es compartir arte y que la gente se motive a descubrir la obra a través de la distancia, embellecer la ciudad y recuperar espacios para el arte.

La destrucción de este mural me afectó en el sentido del tiempo, trabajo y el dinero que invierto en realizar una obra de estas dimensiones. Me sería imposible realizar más de 3 o 4 mosaicos de este tipo en un año. Además, hay gente que me ayudó con la creación, ya que realizo talleres donde enseño lo que hago y los invito a vivir la experiencia de la intervención urbana. Estos talleres los hago sin costo, ell@s me ayudan y yo les enseño. Entonces, me siento muy afectado en lo personal, pero hay mucha gente que disfruta de mi trabajo que también se han visto dolidos por la pérdida.

Mural de Salvador Dalí en Barrio Italia, Santiago. Cortesía Pixel Art.

Este trabajo, al igual que todos, fue autofinanciado. Yo trabajo como diseñador independiente para financiar mi trabajo. Este mosaico estaba instalado en el Barrio Italia, en la intersección de las calles Condell y Mujica. Según me he comunicado con la corredora de la casa, los dueños habían manifestado la intención de conservar la obra, pero la persona que arrendaba esta casa la destruyó antes de entregarla, aludiendo la responsabilidad de cumplir con el contrato. Yo hice público este hecho y ahora me veo envuelto en un problema en el que me quieren demandar por desprestigiar la imagen del autor de la destrucción. Yo simplemente denuncié el acto en las redes sociales.

Quiero recalcar que desde que dejas una obra en la calle asumes que cualquier cosa puede pasar y en este contexto quiero agradecer a todos los graffiteros que han respetado mi obra, ya que siempre la gente me advertía “te lo van a rayar”, pero yo siempre tuve la fe de que con ellos hablábamos un lenguaje común y así ha sido, una relación de profundo respeto entre pares.

Lo que duele es la forma antojadiza de hacer tuya una obra al destruirla aludiendo responsabilidad, estamos viviendo la Era de Kali, la era de la riña y la hipocresía, y para mi este ha sido un ejemplo gráfico de los valores tergiversados a los que nos estamos enfrentando en el día a día.

Mural de Salvador Dalí en Barrio Italia, Santiago. Cortesía Pixel Art.

Si quieres conocer más del trabajo de Pixel Art, te invitamos a leer una entrevista que le hicimos para nuestra sección Arte y Ciudad en este link. También lo puedes seguir a través de Facebook e Instagram. 

Paso bajo nivel Lo Hechevers, Comuna de Quilicura. © Cortesía de Los Oberoles.

Todo comenzó en el Liceo Experimental Artístico de la calle Mapocho en Quinta Normal. Ahí, un grupo de compañeros empezó a pintar murallas con el objetivo de reflejar algún tema contingente.

Del Liceo, los muralistas salieron a las calles de Santiago, Valparaíso, Temuco, Chillán, Valdivia y otras regiones, además de otros países de Latinoamérica, como Argentina, Bolivia y Paraguay. Pasaron a llamarse “Los Oberoles”, una referencia a los trajes que ocupan los pintores, y tenían una meta, que se mantiene hasta hoy: “hacer murales con un contenido que refleje alguna parte de la memoria colectiva, de un relato, de una historia, de un hecho oprimido por la violencia de las armas, de hacer visible lo que nos ocultan a través de la educación, medios y sociedad“.

Junto con transmitir mensajes a la comunidad a través del muralismo, el grupo -cuyo número de participantes va variando de tiempos en tiempos, llegando a tener hasta 20 artistas, de 18 a 35 años- realiza talleres de esa forma de arte y graffiti a niños, adolescentes y jóvenes de distintas comunas, entre ellas, Quilicura y Conchalí. Según Cristián Aravena, uno de los muralistas que pertenece al grupo, “si por un lado, hay un propósito social-político con los murales, por otro hay un pedagógico-practico con los talleres“.

En 2014, Los Oberoles crearon la agrupación cultural “Originarios”, encabezada por Cristián. A través de ella, logran gestionar sus proyectos con el apoyo de patrocinadores y auspiciadores.

Actualmente, el colectivo ya ha pintado en locales emblemáticos de Santiago, como el bar El Pipeño, en Calle Biobio con Tocornal, y La Piojera, en la Calle Aillavillu, a pasos de la estación de metro Cal y Canto. Por lo general, tratan de incluir a la comunidad en sus trabajos, desde la idea del mural, hasta la pintura del mismo.

Durante noviembre, en el sector de Franklin-Matadero-Biobio como parte del proyecto del Ministerio de Vivienda y Urbanismo “Quiero mi Barrio“. También ese mes, representaron a Chile en el Encuentro Internacional de Muralismo y Arte Público en el Puerto Tirol (Chaco, Argentina).

Aquí, nuestra entrevista con Cristián, que habló en nombre de los miembros de “Los Oberoles”:

1. ¿Qué los motivó a trabajar en conjunto con la comunidad?

El trabajo con las personas que son parte de una localidad y conocer su historia es vital para reflejar con amplitud un mural que los identifique. Creemos que se debe respetar a las personas y en conjunto generar las instancias de conversación para después poder hacer algún trabajo si es aceptado.

2. ¿Cuál es la diferencia de un mural elaborado por un artista a solas y un mural realizado junto al vecindario? 

A través del trabajo con los vecinos a través de diálogos y conversación se puede llegar a conocer de manera más profunda la historia y realidad de la localidad, entonces el trabajo es más validado y aceptado por la mayor parte de la comunidad. En cambio, la obra de un artista sin la identidad del barrio puede causar un efecto de poca identificación de los vecinos con su propuesta al no tener este contacto previo con ellos.

3. ¿Cuál es la mayor ventaja y la mayor dificultad en ese tipo de trabajo? 

La mayor ventaja es poder conocer distintas vivencia, lugares, países, sus historias y su gente. La mayor dificultad es poder generar una política pública de estado que entregue estabilidad y sustente el trabajo del muralista.

4. ¿Cómo es el proceso de elección de un barrio para intervenir? 

Todos los barrios y localidades tienen una historia, unas con más y otras con menos años. Entonces, desde su origen ya es posible elaborar un relato. Esto después nos lleva a un proceso de investigación donde podemos elaborar un boceto en conjunto a ellos y posteriormente el mural.

5. ¿Cómo desarrollan la iniciativa con los vecinos?

Partiendo por tener un vínculo con algún vecino, entonces se comienza a generar diálogos. Es un proceso que lleva tiempo y conversaciones donde se construye la confianza mutua que da pie para trabajar en esa localidad, no se puede plantear un mural sin por lo menos conversar con el propietario del muro. Hay que ser respetuosos en donde se trabaja.

6. ¿Qué los motivó a realizar talleres de murales? 

La importancia de entregar los conocimientos a los jóvenes de una localidad y que puedan transformar sus espacios de convivencia común. Empoderando con herramientas teóricas y prácticas capaces de generar cambios en su entorno social y hasta en sus expectativas de vida al acercarse más y conocer el oficio de muralista.

7. ¿Creen que se deberían impartir ese tipo de talleres en los colegios? ¿Por qué? 

Estamos convencidos que sí, ya que un taller de muralismo es un trabajo donde pedagógicamente se les  entregan conocimientos teóricos y prácticos que fomentan el trabajo grupal, el desarrollo del imaginario, el diálogo, la plástica y la historia, herramientas que son parte importantes para el desarrollo integral de los jóvenes. Y ya se están haciendo en colegios de las comunas de Quilicura, Recoleta, Conchalí y Santiago.

Para conocer más los trabajos de Los Oberoles, te invitamos a visitar su Blog y su Flickr.

Calle Sotomayor, entre Paseo Huérfanos y Calle Compañía © Cortesía de Los Oberoles.

Entrada del Antiguo Cementerio de Quilicura. © Cortesía de Los Oberoles.

Canal Popular Villa Francia © Cortesía de Los Oberoles.

Federación de estudiantes de la Universidad de Concepción, Chillán. © Cortesía de Los Oberoles.

Río Mapocho, altura del Mercado Municipal. Mural pintado junto con AGOTOK. © Cortesía de Los Oberoles.

Entrada de Pichilemu. © Cortesía de Los Oberoles.

La Piojera, a pasos de la estación de metro Cal y Canto. © Cortesía de Los Oberoles.

Municipalidad de La Pesca – Iloca, VII Región. © Cortesía de Los Oberoles.

Villa Carrascal Sur, Cerro Navia. © Cortesía de Los Oberoles.

Mural junto a SIPA. Centro Cultural Poeta Neruda, La Granja. © Cortesía de Los Oberoles.

“Folklore y Celebraciones”. Intersección de calle Santiago Concha con Biobío. © Plataforma Urbana

Ahora, si paseas por el Barrio Franklin de Santiago, además de tener la oportunidad de perderte en los locales comerciales del Persa Biobío y de ir al histórico Matadero, también podrás sorprenderte con ocho nuevos murales de arte urbano que cuentan la historia de este sector que nació en 1812.

Esto porque este sábado 5 de diciembre, el sector de Franklin-Matadero-Biobío fue una fiesta. Es que los vecinos del sector, junto a autoridades del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el grupo de muralistas Los Oberoles, estudiantes de arquitectura de la Universidad de Chile y un conjunto de batucada, celebraron el cierre en este lugar del programa “Quiero Mi Barrio”, iniciativa que busca hacer un rescate histórico y patrimonial de los barrios de las ciudades chilenas.

El cierre significó conmemorar más de un mes de trabajo en conjunto. Desde inicios de noviembre, los vecinos rememoraron la historia del barrio, sus costumbres y sus personajes para plasmarlos juntos en 8 murales. Como dijo el presidente del consejo vecinal, Cristopher Saavedra, “ahora es fácil caminar por las calles y encontrar reseñas propias. Nos identificamos con los murales y Franklin está hecho un arcoíris”.

© Plataforma Urbana

Los más de 1.400 habitantes del barrio y todos los que paseen por el sector podrán disfrutar de grandes muros de fábricas que ahora están ilustrados bajo las temáticas de “Origen e Historia del Barrio”, “Medios de Transporte”, “Industria, Viviendas y Oficios”, “Personajes Típicos”, “Folklore y Celebraciones”, “Modo Comercial”, “Deporte y Sociedad” y “Presente y Futuro” de Franklin-Matadero-Biobío.

Cristopher también comentó en el encuentro del sábado que “muy pocas personas pueden decir con seguridad ‘quiero mi barrio’, pero nosotros ahora sí lo podemos hacer: nos llenamos de colores, de identidad y de cariño con este trabajo”. Los demás vecinos coinciden con esa visión.

Modesta Acevedo, quien vive ahí desde que nació dijo que “todo ahora es distinto, yo me voy a parar en la ventana de mi casa y veré una obra de arte, no un muro sin vida”. Pascual Cortés, dedicado a la crianza de abejas que participó de los talleres desde un inicio, afirmó que “es una maravilla, logramos cambiar la cara del barrio”.

Vecinos que participaron del programa “Quiero mi Barrio” posan frente al mural “Medios de Transporte”. © Plataforma Urbana

“Tuvimos que interpretar las ideas de los vecinos, entender, meternos en el mundo de la comunidad, comprender su historia para graficarla en imágenes… Eso hace el proceso más difícil, pero más enriquecedor el resultado”, opina el estudiante de arquitectura encargado de dibujar el mural de “Presente y Futuro”, Gonzalo Ibáñez. El hecho de plasmar en el muro el imaginario colectivo, según Gonzalo, “además de valorizar y embellecer el lugar es una manera de inmortalizar la esencia de la comunidad que vive en el barrio”.

Los murales se encuentran muy próximos unos de los otros. Los ocho están en el cuadrante de las calles Biobío, Tocornal, Placer y Eduardo Matte, con colores intensos que dieron vida a muros de más de 120 metros cuadrados. Como destacó la ministra del Minvu, Paulina Saball, “no creemos que el barrio se mejora solo con cemento, lo esencial es la historia y la vida de sus habitantes”.

Y tú, ¿qué esperas para visitar esos ocho murales y poder aprender del barrio viendo esas obras? Aquí te dejamos sus direcciones.

“Origen e Historia del Barrio”. Intersección de calle Placer con Eduardo Matte. © Plataforma Urbana.

“Medios de Transporte”. Intersección de calle Placer con Eduardo Matte. © Plataforma Urbana

“Industria, Viviendas y Oficios”. Intersección de calle Santiago Concha con Biobío. Cortesía de Los Oberoles.

“Personajes Típicos”. Intersección de calle Santiago Concha con Biobío. © Plataforma Urbana

“Modo Comercial”. Calle Eduardo Matte. © Plataforma Urbana

“Deporte y Sociedad”. Intersección de calle Tocornal con Biobío. © Plataforma Urbana

“Presente y Futuro”.  Intersección de calle Tocornal con Biobío. © Plataforma Urbana

Paso bajo nivel Avenida Walker Martinez ©Cortesía de Jorge Peña

Quizás, uno de los murales más conocidos del Museo a Cielo Abierto de San Miguel es el de Los Prisioneros. Pero no todos saben quién es su autor. Se trata de Jorge Peña y Lillo (más conocido como Jorge “Pinta” y Lillo, o como Jamberta, porque siempre ocupa ese vehículo para transportar sus materiales).

Él aprendió a pintar graffitis en 1998 y, más tarde, en la enseñanza media, se unió a un grupo de compañeros del Liceo Experimental Artístico de Quinta Normal. Ahí, comenzaron a explotar la inquietud de hacer murales con problemáticas sociales y armaron los colectivos de muralistas “El Brote” y “Los Oberoles“.

Pero recién en 2010 Jorge decidió llenar de colores su paso y entregar murales a los transeúntes. Desde ahí, su trabajo puede ser visto en bares y pubs del Barrio Bellavista, en el Museo a Cielo Abierto de San Miguel, en la comuna de La Florida y especialmente en la Población San Luis en Macul, donde ha pintado en conjunto con la comunidad. También ha dado vida a muros de otras ciudades, como Pichilemu y Calama.

En la actualidad, Jorge desarrolla el “Taller Jamberta” en Peñalolén, donde deja su trabajo al servicio de quienes se acerquen. Más recientemente, pintó uno de los murales del programa “Quiero mi Barrio” en Franklin-Matadero-Biobío.

1. ¿Cuál crees que es la importancia del arte en el espacio público?

El arte es inherente al ser humano, es arte solo por el hecho de ser creado. En lo que se diferencia es en la forma; la técnica, el formato y el discurso. El espacio público es el formato y la superficie a desarrollar es el  muro. Por eso debe ser inclusivo, propositivo, rupturista, provocativo: debe generar un cambio de paradigmas, crear discursos visuales que hagan debatir las problemáticas planteadas. El arte público (por lo menos lo que yo trato de hacer) está creado, desarrollado y preservado en conjunto. El artista y la estética son excusas para desarrollar un proceso social que parte por los ojos.

2. ¿Qué impacto genera el arte urbano en la ciudad y en sus habitantes?

Yo creo que el impacto mas impresionante es que a través del arte podemos transportarnos a un mundo personal  que desconozco, pero que quizás compartimos, esto es lo que conocemos como memoria colectiva, es una construcción de un patrimonio inmaterial que nos pertenece. También nos desnuda y nos hace reflexionar acerca de qué existe detrás de la creación. Toda manifestación en el espacio público genera un debate aún que no haya sido creada con esa intención, porque el arte comunica, es un discurso visual.

3. ¿Crees que el arte urbano es valorado en Chile?

Cuando pinto o acompaño a mis amigos a hacerlo, cerca del 10 por ciento nos critica o manifiesta su descontento, pero el resto de la gente demuestra tanto cariño que no creo que no sea valorado. Yo valoro la vida a través de la vara del amor,  la amistad, el respeto y el cariño, que no me faltan y la gente lo hace sentir. En ese caso Chile es un país que sí valora a los pintores populares porque agradece su esfuerzo.

Pero, en términos económicos, ser muralista no es lo más lucrativo del mundo… Quizás  la pregunta sea en qué le damos valor a nuestras vidas: siento que hay una sobrevalorización de las tecnologías, las carreras futbolísticas, cargos empresariales y partidos, y no entiendo su excesivo manejo monetario.

4. ¿Cuáles crees son las principales diferencias entre exponer en una galería privada y en el espacio público?

Son cosas totalmente distintas que no congenian en nada. Una es privada y la otra es pública, una es de circuitos cerrados y la otra de abiertos, una es elitista y la otra popular, una maneja muchos recursos y la otra muy pocos. ¿En que se unen? No creo que deberían unirse. Eliges un camino o el otro y yo elegí el arte público y espero seguir en él.

5. ¿Qué buscas entregarle a la ciudad a través de tu obra?

Busco contribuir a a una sociedad mas inclusiva, con mayores oportunidades meritocráticas, donde seamos capaces de mirarnos con fraternidad y esperanzas. Quiero que la gente se de cuenta que somos individualmente parecidos y hay más cosas que nos acercan que las que nos separan.

6. ¿Qué factores crees que influyen en la permanencia de una obra en el espacio público?

El sentimiento de pertenencia y de qué manera lo manejas. La obra debe ser integradora en cualquiera  de sus etapas, en la creación (un mensaje claro), en la ejecución (relación con el transeúnte mediante diálogos o ayuda tácita), también en el respeto: si tú no pasaste a llevar a nadie con tu mural, porque si es así, la “ley” dice que debe ser borrado.

Intersección de Calle Rafael Sotomayor con Santo Domingo, a pasos de Plaza Yungay © Cortesía de Jorge Peña

Caleta de Pescadores, Pichilemu. © Cortesía de Jorge Peña

Pub Santo Secreto, en la Calle Mallinkrodt © Cortesía de Jorge Peña

Mural pintado junto al vecindario de San Luis 3, en Maipú © Cortesía de Jorge Peña

San Cosme, Argentina © Cortesía de Jorge Peña

Museo a Cielo Abierto de San Miguel © Cortesía de Jorge Peña

Museo a Cielo Abierto de San Miguel © Cortesía de Jorge Peña

Parque Jose Saavedra, Museo a Cielo Abierto de Calama ©Cortesía de Jorge Peña

Intersección de El Llano Subercaseaux con Arcángel © Plataforma Urbana

En 2013, las casas, quioscos y muros de San Miguel cambiaron: habían ganado colores intensos, diseños y formas. Se transformaron en murales de personas y animales. ¿El autor? Felipe Álvarez, más conocido como FEAR, un juego de palabras con su nombre.

Llegar a pintar en las calles fue un proceso continuo. De regalar pinturas a amigos, FEAR pasó a pintar murales en sus piezas. Pero quería más. Quería transmitir un mensaje en la calle, a los transeúntes. Y cuando empezó, no paró.

Hoy, con 23 años, FEAR ya ha dado vida a muros en San Miguel, Macul, Departamental, República, Bellavista y Puente Alto. Ya reconocido, en 2014 realizó la exposición “Fearism: cómo yo veo las cosas” en la Biblioteca de Santiago, donde buscó demostrar la importancia del muralismo y del espacio público a quienes aún prefieren las exposiciones en locales cerrados.

Más recientemente, participó en el proyecto Galerías de Arte Popular, en el cual, junto a otros jóvenes muralistas y cantantes, buscó revitalizar la Población Las Araucarias de Macul con su arte.

1. ¿Cuál crees que es la importancia del arte en el espacio público?

El arte puede convertir un callejón oscuro en un punto de encuentro donde las personas reflejan sus pensamientos, miedos y alegrías interiores en una pintura. Puede ser una terapia en la cual se descubren a si mismos a través de una pintura o puede no ser nada dependiendo de la persona. La importancia que se le da a éste depende del observador que mire: para mí es lo más importante, para otro puede ser un montón de colores sin sentido.

2. ¿Qué impacto genera el arte urbano en la ciudad y en sus habitantes?

El arte urbano son huellas que dejan los artistas al pasar. En los habitantes puede generar asombro, repudio o indiferencia, dependiendo de cuan abierta tenga la mente el receptor.

3. ¿Crees que el arte urbano es valorado en Chile?

Muy poco, a pesar que hay varias instancias, empresas y demás auspiciando y tirando para arriba el tema de los murales. Los menos cultos aún lo ven como una tontería, casi como si hacer una pintura en la calle no fuera un trabajo.

4. ¿Cuáles crees que son las principales diferencias entre exponer en una galería privada y en el espacio público?

En una galería tú puedes pintar lo que quieras en base a tu mundo interior, pero cuando se pinta en la calle se tiene una labor social de intentar transmitir un mensaje. Hay más peso para el artista a la hora de decir “¿qué pintaré hoy?”.

5. ¿Qué buscas entregarle a la ciudad a través de tu obra?

Yo no le entrego nada a la ciudad, la ciudad me entrega a mí y yo traduzco eso en colores y formas… Ojalá algún día yo pueda decir que entregué algo a alguien porque vio mi obra.

6. ¿Qué factores crees que influyen en la permanencia de una obra en el espacio público?

La calidad, tu respeto por otros artistas, pero principalmente si el entorno aprecia la obra o no: de no ser así, la rayarán o la taparán sin pudor alguno.

Intersección de El Llano Subercaseaux con Arcángel ©Plataforma Urbana

Calle Arcángel, a pasos del metro San Miguel ©Plataforma Urbana

Calle Arcángel, a pasos del metro San Miguel ©Plataforma Urbana

Intersección de Soto Aguilar con Ricardo Morales © Plataforma Urbana

En la calle Ricardo Morales, en frente a la Universidad Autónoma de Chile © Plataforma Urbana

Intersección de Amalia Errázuriz con José Joaquín Vallejos © Plataforma Urbana

Intersección de Magdalena Vicuña con San Ignacio © Plataforma Urbana

Intersección de El Llano Subercaseaux con José Joaquín Vallejos © Plataforma Urbana

Intersección de Abdon Cifuentes con Sazie © Plataforma Urbana

Intersección de Salvador Sanfuentes con Echaurren © Plataforma Urbana

Intersección de Salvador Sanfuentes con Echaurren © Plataforma Urbana

Para seguir el trabajo de FEAR, te invitamos a visitar sus páginas en Facebook, Tumblr, Flickr e Instagram.

Mural Plaza de la Infancia, en el Museo a Cielo Abierto de Valparaíso. © Cortesía de Payo

Si vives en Santiago, lo más probable es que ya hayas visto alguna de sus obras, como el mural que hizo en un patio del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM); otro, en una oficina de bicicletas en la Calle Loreto; varios en el Barrio Bellavista; uno en el Museo a Cielo Abierto de San Miguel.

Incluso, recientemente pintó uno para la Maratón de Santiago 2016 en la Torre Entel, uno de los principales íconos de la ciudad, e hizo un mural participativo sobre “los sueños de los chilenos” en Apoquindo. Se trata de Payo Söchting: diseñador, ilustrador y muralista independiente.

Otra razón por la que puedes conocerlo: él es el creador y director artístico del festival de intervenciones urbanas Hecho en Casa, realizado en Santiago los años 2012, 2013 y 2015. Con trazos delicados y muchos colores, Payo ha trabajado a lo largo de Chile y otros países. Como ilustrador, ha aportado a las ciudades realizando sus mapas turísticos ilustrados y, como muralista, ya lleva 10 años pintando.

Conocido por sus murales en los que invita a pintar a las comunidades, el 2012 representó a Santiago en la campaña Chile Pinta, donde más de 200 personas lo ayudaron a pintar en calle Loreto. Sus obras están presentes de Arica a Punta Arenas y también ha pintado en Times Square y en Polonia. Pero su idea es clara: quiere siempre valorar a los personajes y a la cultura chilena en sus obras.

Aquí nuestra entrevista con él.

1. ¿Cuál crees que es la importancia del arte en el espacio público?

El arte cada día juega un rol más importante en el espacio público, es necesario que sea así, los habitantes ya estamos cansados de que solo las marcas sean las que pongan publicidad y se adueñen del espacio público. Cada vez hay mas artistas y colectivos que deciden utilizar el espacio público para comunicar sus mensajes y mostrar sus obras.

2. ¿Qué impacto genera el arte urbano en la ciudad y en sus habitantes?

El arte urbano genera identidad a los barrios, da sentido de pertenencia y representa a los habitantes de la ciudad. También ayuda a mejorar los espacios públicos, transformando lugares que antes eran residuales en verdaderas obras de arte.

3. ¿Crees que el arte urbano es valorado en Chile?

Cada día hay más conciencia y respeto por el arte urbano en Chile. Santiago fue elegida dentro de las 10 mejores ciudades del mundo para ver street art, gracias a iniciativas como el festival de intervención urbana Hecho en Casa, que lleva ya 3 versiones invitando a artistas de primer nivel a instalar sus obras en la capital; o el Museo a Cielo Abierto en San Miguel, que tiene más de 40 murales pintados y es un nuevo foco turístico y de orgullo de la ciudad.

4. ¿Cuáles crees son las principales diferencias entre exponer en una galería privada y en el espacio público?

Exponer en el espacio público es completamente diferente de una galería, ya que es un espacio abierto, gratuito y donde todos pueden acceder a ver la obra, lo que lo hace más transversal y también tiene una mayor cantidad de visitantes que una galería privada ya que son los transeúntes los espectadores que disfrutan la obra o intervención.

5. ¿Qué buscas entregarle a la ciudad a través de tu obra?

Con mi obra trato de entregarle color e identidad a la ciudad, creo que es necesario que Santiago y Chile se identifiquen internacionalmente como una capital y país cultural. También me gustan mucho los murales participativos, donde toda la gente puede colaborar y ser parte de la obra, creo que con estas acciones se hace cultura y la gente agradece cuando el arte se acerca a todos sin distinción.

6. ¿Qué factores crees que influyen en la permanencia de una obra en el espacio público?

Hay obras que están hechas para permanecer en el espacio público y otras son efímeras y duran unos pocos días. Yo creo que para que una obra trascienda, tiene que lograr identificarse y unirse al espacio urbano donde está instalada. También su mensaje debe ser claro y legible por todos, para que así sea transversal y verdaderamente pública.

Mural participativo en Apoquindo. Payo

Mural Somos Latinos en el Museo a Cielo Abierto de San Miguel. © Cortesía de Payo

Mural Estudio Espiral, en Bellavista. © Cortesía de Payo

Mural Educáfrica, en Kibera Kenia. © Cortesía de Payo

Mural Chile Pinta, en Calle Loreto con Avenida Santa María. © Cortesía de Payo

Mural Casa de Pablo Neruda, en Bellavista. © Cortesía de Payo

Mural Santiago, en el Centro Cultural Gabriela Mistral. © Cortesía de Payo

Mural Santa Beatriz, en Copiapó. © Cortesía de Payo

Mural Hostel Caracol, en Bellavista. © Cortesía de Payo

Mural Fútbol Calle, en Nueva York. © Cortesía de Payo

Para conocer más el trabajo de Payo, te invitamos a ver su página web y visitar su facebook.

Mural en Cerro Larraín, Valparaíso. © Cortesía de Anis.

Su primer acercamiento con la pintura en paredes fue en quinto básico, en una protesta de su colegio. Sin embargo, no fue hasta los 12 años que Anis empezó a realizar murales en la zona sur de Santiago.

Cuando conoció a Abusacrew Wend -otra muralista- desarrolló sus murales con los niños del barrio Pedro Aguirre Cerda entre 2009 y 2011. Luego, su obra se expandió por Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay y Argentina, pasando por varios encuentros, festivales y eventos de graffitis y muralismo.

Desde hace dos años Anis vive y pinta en Valparaíso, donde, afirma, ha “experimentado otro ciclo de arte y calle, es una ciudad muy loca que no se puede dejar de visitar si te gusta el graffiti, el muralismo y la cultura“.

Recientemente, Anis participó de la exposición Muchachitas Pintoras, junto a otras 39 exponentes mujeres de ese tipo de arte urbano. Según ella, pintar en la calle “se siente como un juego como una aventura seria que no deja de ser divertida, que trata de poder entenderse con la gente, de los encuentros en cada espacio, de lo que cada uno imagina y te cuenta, el personaje que uno crea bajo el seudónimo o Tag se vuelve público y cobra vida propia: yo cuento lo que me pasa, digo lo que pienso, pero sin palabras, solo con formas y colores“.

Aquí, nuestra entrevista con Anis.

1.    ¿Cuál crees que es la importancia del arte en el espacio público?

Creo que la importancia va desde el comunicar, desde que detrás de cada obra haya un discurso o un estudio que se quiera comunicar al resto… Por algo lo pones en la calle.

2.    ¿Qué impacto genera el arte urbano en la ciudad y en sus habitantes?

Con el tiempo el impacto del arte público ha crecido, y también ha crecido la cantidad de gente que lo practica, que lo aprecia, y que le interesa difundirlo. Creo que este tipo de práctica urbana va impactando dependiendo de los contenidos que trae, de las hazañas de los exponentes que pintan en lugares inalcanzables y que de alguna manera remueven un poco en la sociedad para que esta vuelva su mirada sobre las pinturas de la calle. La pintura urbana le pertenece a la ciudad, le regala un espacio en el tiempo, es necesario lo contemplativo para el ser humano, la mayoría de las cosas descubiertas son a causa de la contemplación, el impacto entonces es de quien mira.

3.    ¿Crees que el arte urbano es valorado en Chile?

Más que valorado, está tomando la atención de más gente, y ésta al mismo tiempo está más exigente con lo que quiere ver, exige imágenes “bonitas”, la mayoría decorativas. Creo que no sabemos qué hacer con todo lo que se esta poniendo en la calle, lo quieren comprar, pero el graffiti y el muralismo no se venden. De todas maneras, creo que todo va madurando y más allá de ser Chile es una acción universal que se está moviendo bien fuerte, sin la necesidad de banderas.

4.    ¿Cuáles crees son las principales diferencias entre exponer en una galería privada y en el espacio público?

El público que asiste a la galería es más acotado que el que transita y ve una obra en la calle. Lo público no tiene hora de cierre; las galerías sí. Lo que se trabaja para una obra pública está expuesto desde el primer segundo que se empieza a pintar; en cambio el trabajo de taller tiene un proceso creativo totalmente íntimo y que solo se desnuda al momento de exponerlo.

5.    ¿Qué buscas entregarle a la ciudad a través de tu obra?

Mi proceso creativo mientras trabajo en los muros es de pensar positivo, de darle mi vibra a cada trazo, color, forma, un acto de amor, eso es mi parte, con lo que me quedo. Como lo vea el resto es desde su propia perspectiva, pero siento que se lee esa intención buena onda. Busco que cada uno vea y piense lo que quiera, no ambiciono una visión en general, más que todo creo que me gusta poner mi trabajo a disposición, decir estoy aquí en resistencia.

6. ¿Qué factores crees que influyen en la permanencia de una obra en el espacio público?

La lluvia, el sol, los terremotos, alguien con un plumón, una campaña política, o cualquiera con ganas de rayar donde sea. También la gente que se hace cargo y que toma los murales como un regalo, se empodera con ellos y los cuida, las comunidades que sienten que se le dio vida a su calle, que les iluminó un poco su barrio.

Mural de Aner, Teas y Anis en Barrio Yungay. © Cortesía de Anis.

Mural de Anis y Juanita Pérez en el Museo a Cielo Abierto de San Miguel. © Cortesía de Anis.

© Cortesía de Anis.

Mural en calle Urriola, centro de Valparaíso. © Cortesía de Anis.

Intervención en kiosko del Museo a Cielo Abierto de San Miguel. © Cortesía de Anis.

Mural en Subida Ecuador, Valparaíso. © Cortesía de Anis.

Para conocer más la obra de Anis, te invitamos a visitar su página web y su facebook.

Mural en Villa Portales. © Cortesía de Wendy.

A finales de 2002, Wendy conoció un grupo de artistas callejeros que, en sus palabras “vivían, respiraban y comían graffiti y muralismo“. Al juntarse con ellos, se inspiró, aprendió y comenzó a pintar. “Agradezco haberlos conocido“, dice.

Pero pasar de apreciar ese arte urbano a hacerlo, fue difícil. Según Wendy, cuándo veía murales y graffitis por la ciudad de Santiago los encontraba de tan buena calidad que siempre se preguntaba: “¿Qué puedo hacer yo?”. Como aún no se sentía suficientemente buena dibujando, optó por encontrar un símbolo, una imagen que le gustara y con que se pudiera identificar. Fue así que eligió las chinitas y empezó a pintar muros con esa imagen.

Cinco años más tarde, conoció a la muralista Anis. Juntas crearon la pareja Abusa crew, su equipo propio de trabajo que busca mezclar el arte urbano a sus inquietudes sociales y sus maneras de ver la vida. Wendy dice que ahí fue cuando se hizo “más consciente de que quería comunicar al pintar“. Así, ambas realizaron talleres y murales participativos con niños en poblaciones vulnerables y con mujeres, empoderándolas a través de la pintura.

Su arte fue así como se extendió. Pintó en la Villa Portales, en Estación Central; en el Museo a Cielo Abierto de San Miguel, y en países latinoamericanos como Brasil, Argentina, Ecuador, Perú y Bolivia, además de participar en festivales haciendo sus murales.

Recientemente, Wendy participó de la exposición Muchachitas Pintoras junto a otras 39 exponentes del muralismo y graffiti. Ella nos cuenta que “el arte en todas sus formas y expresiones nos sana“. Es por eso que se encuentra actualmente realizando arte como terapia para sanar el cuerpo, el trauma y restituir los derechos de los niños en la ONG Raíces.

Aquí, nuestra entrevista con Wendy.

1. ¿Cuál crees que es la importancia del arte en el espacio público?

El arte en general nos hace bien a los seres humanos, nos permite la contemplación y conexión con el espíritu y el cuerpo y si se encuentra en el espacio público tienen un mayor alcance este beneficio. La importancia está  en la expresión, poder salir a la calle y manifestar nuestras experiencias, poder hacer uso del espacio público para expresar y canalizar nuestra mente, alma, inquietudes, ilusiones, descontentos.  Puede ser desde un tag hasta muros a gran escala, ambos son igual de válidos al momento de expresarnos.

2. ¿Qué impacto genera el arte urbano en la ciudad y en sus habitantes?

Estamos llenos de publicidad por donde vamos en la ciudad, qué vestir, qué comer, cómo vivir. Llenos de estereotipos y necesidades impuestas. Creo que el arte en la calle es lo único que nos libera de toda esa información  que hay en las ciudades y entrega a los habitantes un mensaje más genuino. Es capaz de darle vida a un lugar que nunca te diste cuenta que existía, puede hacer más grato tu recorrido en la micro, puede generar un diálogo entre la obra y el transeúnte, puede gustarle o desagradarle, pero genera un espacio de  comunicación.

3. ¿Crees que el arte urbano es valorado en Chile?

No sé si realmente hay una mayor valoración, creo que está más visibilizado, ya que hay mucho en todas partes y con diferentes estilos. Por lo general la gente quiere y valora el trabajo de muralistas o grafiteros que tienen experiencia, porque se aseguran un resultado, pero se olvida de que para lograr eso tuvo que pasar muchos años de experimentación y tal vez (haya realizado) trabajos no tan bonitos. Creo que para que exista una valoración se debe tener conciencia de todo el proceso que implica pintar y que no se debe discriminar ni limitar las  oportunidades a quienes comienzan o tiene estilos no tan ‘políticamente correctos’.

4. ¿Cuáles crees son las principales diferencias entre exponer en una galería privada y en el espacio público?

Son muy diferentes, estar en la calle pintando te hace parte del espacio público, la gente se olvida de que no se habla con un extraño y te pregunta qué vas a hacer, qué quieres transmitir, entrega sus propias interpretaciones, te das cuenta de cómo funciona el contexto en el que estás detenida un par de horas o una semana. Las dimensiones de lo que se pinta son diferentes y el mensaje es más amplio. Al terminar la obra en la calle, ésta ya no te pertenece, pasa a ser parte de la calle, de todos y de nadie  y la gente la puede ver a la hora que sea, sin distinción de edad, ni condición económica.

En cambio el trabajo de taller posee una intimidad, una conexión con tu mundo interno y un tiempo diferente, al llevarlo a la galería, el público es determinado, posee un interés creado y se tiene un horario establecido.

5. ¿Qué buscas entregarle a la ciudad a través de tu obra?

Mi búsqueda va en aportar espacios de calma, alegría, reflexión, fantasía. Una invitación a desarrollar la percepción e imaginación, poniendo a disposición obras que permitan viajes y meditaciones entre trazos y colores. Pero la gente se queda con lo que quiere.

6. ¿Qué factores crees que influyen en la permanencia de una obra en el espacio público?

La permanencia es casi al azar , todo influye, el clima, la gente, la calidad de los materiales, si destruyen el muro para hacer un edificio, si hay elecciones… Cuando la gente o la comunidad  siente que les pertenece o los refleja, los cuidan y esto puede prolongar más su permanencia.

Mural en Autopista Central. © Cortesía de Wendy.

Mural de Wendy y Anis en la Universidad Central de Quito, Ecuador. © Cortesía de Wendy.

Mural de Wendy y Anis en el Museo a Cielo Abierto de San Miguel. © Cortesía de Wendy.

Mural de Wendy y Rikis en Coquimbo. © Cortesía de Wendy.

Mural en Coroico, Bolivia. © Cortesía de Wendy.

Mural en Valparaíso. © Cortesía de Wendy.

Mural en Avenida Departamental. © Cortesía de Wendy.

Mural de Wendy con Anis y Juanita Pérez en Autopista Central. © Cortesía de Wendy.

Para conocer mejor el trabajo de Wendy, te invitamos a visitar su Flickr y Facebook.

Mural “Orígenes del Parral”. En la intersección de Llanquihue con Angelmo. Cortesía de Los Oberoles.

Desde el inicio de enero, vecinos de la Villa El Parral, en Peñalolén, se reunieron semanalmente de forma voluntaria en talleres con los muralistas de la Agrupación Cultural Originarios y Los Oberoles, autoridades del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu). El objetivo era uno solo: encontrar siete temáticas representativas de ese sector que existe desde hace 31 años para plasmarlas en murales. Y el sábado 02 de abril esas imágenes salieron a la luz.

Es que ese día, los siete murales fueron formalmente inaugurados. Desde ya, quien pasee por ese sector, ubicado entre las avenidas Grecia, Américo Vespucio, Tobalaba y la calle Quillino, o quien viva ahí, se topará con colores intensos e imágenes que representan: los orígenes del Parral, sus celebraciones, los paisajes parralinos, los deportes, la feria libre, los pueblos originarios y el pasado y el futuro del barrio.

Cristián Aravena, uno de los miembros de Los Oberoles, nos contó que la iniciativa, del programa Quiero Mi Barrio, buscó replicar la experiencia realizada a fines del 2015 en el barrio Franklin-Matadero-Biobío. Él destaca la participación de los vecinos en la realización de ese proyecto: “Conscientes de la importancia de que los mismos vecinos son los que nos entregan sus relatos, ideas e imaginarios, nos acercamos a poder graficar estas historias que identifican, valoran y rescatan el patrimonio material e inmaterial de la Población El Parral“.

Los murales fueron pintados en conjunto con la comunidad. Y ese fue el resultado:

Mural “Celebraciones”. En la Cancha Área Sur. Cortesía de Los Oberoles.

Mural “Deportes”. En la Cancha Área Norte. Cortesía de Los Oberoles.

Mural “Pueblos Originarios”. En la intersección de Calafquen con Villarrica. Cortesía de Los Oberoles.

Mural “Paisajes Parralinos”. En la intersección de Panguipulli con Ralún. Cortesía de Los Oberoles.

Mural “La Feria”. En la intersección de Ralún con Villarrica. Cortesía de Los Oberoles.

Mural “Presente y Futuro”. En la Plaza Felipe Antonio. Cortesía de Los Oberoles.

Los vecinos de la comunidad. Cortesía de Los Oberoles.

¡Te invitamos a que vayas a conocerlos!

Mural en Barrio Bellavista, por la calle Pio Nono. © Cortesía de Cines

Cynthia Aguilera, alias Cines, comenzó a pintar en Santiago de Chile el año 2000. Su idea, era representar la libertad de pensamiento y la fuerza femenina a través de colores fuertes, personajes y letras.

Así, inspirada por la naturaleza, el espacio, el universo y el surrealismo, la artista ha pintado sectores emblemáticos de Santiago, como el Barrio Bellavista; Valparaíso y muchas otras ciudades a lo largo de Chile: sus obras están presentes desde Arica hasta Chiloé. Y también en ciudades europeas, como Helsinki, Estocolmo, Copenhague, Berlín, París y Barcelona.

Actualmente, Cines pinta junto con Sammy Espinoza (Jekse), con quien formó el dúo UnKolorDistinto. Juntos, como Cines nos dijo, fusionan “el uso de los colores vivos con la profundidad de los colores opacos“.

Más recientemente, Cines pintó un mural gigante, que ocupa todo un edificio de Valparaíso y que se llama “Equinoccio de Primavera”.

Aquí, nuestra entrevista con Cines:

1. ¿Cuál crees que es la importancia del arte en el espacio público?

Desde mi punto de vista, la importancia del arte en el espacio público es que hace reflexionar a las personas de lo que somos o imaginamos ser.

2. ¿Qué impacto genera el arte  urbano en la ciudad y en sus habitantes?

El arte urbano nos hace reflexionar, tomar una actitud , ya que se encuentra en la calle de forma libre y así nos entrega identidad.

3. ¿Crees que el arte urbano es valorado en Chile?

Creo que vamos avanzando, pero que aún falta mucho.

4. ¿Cuáles crees son las principales diferencias entre exponer en una galería privada y en el espacio público?

Obviamente son muy diferentes, comenzando con el soporte, tamaños y el lugar. Uno en la calle tiene una convivencia con la sociedad

5. ¿Qué buscas entregarle a la ciudad a través de tu obra?

Principalmente, quiero entregar un mensaje de igualdad y amor como eje principal de nuestra vida.

6. ¿Qué factores crees que influyen en la permanencia de una obra en el espacio ?

Bueno son variados los factores de duración de una obra. Puede ser por deterioro de la muralla. El respeto que te tenga la ciudadanía.

Mural Equinoccio de Primavera. © Cortesía de Un Kolor Distinto.

Mural en Calle Elías, Valparaíso. © Cortesía de Cines.

Mural en Cerro Alegre, Valparaíso, junto a Jekse y Zanart. © Cortesía de Cines.

Mural en el Liceo Matilde Brandau de Ross en Valparaíso. © Cortesía de Cines.

Mural en Barrio Echaurren, cerca de la Iglesia de La Matriz, Valparaíso. © Cortesía de Cines.

Mural en San Bernardo, con Jekse, Setok, Her, Bash, Pcho y Kina. © Cortesía de Cines

Detalle de bus en Berlín, Alemania. © Cortesía de Cines.

Mural en Londres. © Cortesía de Cines.

Camión en Londres junto a Jekse. © Cortesía de Cines.

Detalle de mural en Helsinki. © Cortesía de Cines.

Para conocer más el trabajo de Cines te invitamos a visitar su Facebook y su Blog.

Hasta este lunes 25 de abril se encuentra abierta la cuarta convocatoria de Blank Canvas, que invita a mujeres o grupos femeninos a pintar los muros del Cons Project, histórico skatepark indoor de Santa Rosa, en Santiago Centro, reinaugurado por Converse.

El llamado de Blank Canvas – que en esta ocasión está dirigido solo a mujeres – es a postular para intervenir los muros laterales de este skatepark, ubicado en Santa Rosa 665.

Éste es uno de los pocos lugares techados que permiten practicar esta disciplina en Santiago y que se ha convertido en un espacio ubicado en el centro de la ciudad, que reúne cultura, esparcimiento, creatividad y deporte.

El jurado conformado por Vale Clave (muralista), Patricio Vargas (rider Cons), Francisco León (administrador Cons Project) y Pablo Bahamode (Joia magazine), tendrá en cuenta criterios como originalidad de la propuesta y coherencia de la obra, entre otros.

Más detalles sobre la convocatoria y el formulario de postulación en este link.

Acerca de Blank Canvas

Blank Canvas Valparaíso

Blank Canvas es una plataforma, generada por Converse, de apoyo y difusión de arte urbano, que nace con la finalidad de afianzar valores sociales, patrimoniales y estéticos a partir del diálogo entre arte y calle.

Desde el año 2014 ha ayudado y dado facilidades a artistas independientes de apropiarse de espacios en la ciudad para expresar sus creaciones y compartirlas con la comunidad.

Esta plataforma ha desarrollado junto a artistas nacionales murales y/o grafftis que buscan ser un aporte al lugar donde se emplazan. Es así, como han intervenido tanto lugares en Santiago como en Valparaíso.

Puedes ver los proyectos generados y artistas apoyados por Blank Canvas en este link.

© Blank Canvas

Propuesta ganadora de Valeria Merino para el nuevo mural de la estación Universidad Católica del Metro de Santiago.

A inicios de abril, la artista visual, Valeria Merino, ganó un concurso de votación popular que le permitirá ejecutar un mural de mosaicos en el acceso sur de la estación Universidad Católica del Metro de Santiago.

Allí hará un mural de mosaicos, titulado “Me lo contó un chincolito”, en referencia al pájaro comúnmente llamado gorrión que habita en gran parte del territorio nacional, que será un testigo de lo que ocurre en el Barrio San Borja para reflejarla en la obra junto a los hitos urbanos del sector.

La obra se empezaría a desarrollar en mayo y se convertirá en la tercera intervención que la artista hará en una estación de este sistema de transportes. Las dos anteriores fueron a través de murales de ejecución colectiva y que corresponden a las “Las Cuatro Reinas de Chile”, diseñado por Ian Pierce –Ekeko– para la estación Parque O’Higgins y el “Mural Mosaico en Puente Alto”, considerado el más grande de Latinoamérica.

Para conocer más de la trayectoria de Valeria, conversamos con ella sobre su visión del arte urbano y en qué se inspiró para diseñar la propuesta ganadora para la estación UC, entre otros temas.

Propuesta ganadora de Valeria Merino para el nuevo mural de la estación Universidad Católica del Metro de Santiago.

1. ¿Cuál es el nombre de la obra, con qué técnica se realizará y cuándo parte su ejecución?

La obra se llama “Me lo contó un chincolito”. Hace juego con me lo contó un pajarito y engloba así lo que quiere contar cada muro como testigo de un lugar y de una época.

La técnica es mosaico en técnica indirecta que quiere decir que hacemos el mural con cerámicas quebradas sobre mallas dentro de un taller, para después trasladar esos paños al muro y pegarlos. De todos modos, no dejo de verlo como pintura, pero con colores de cerámica. La materialidad del mosaico seduce más a la gente quizás porque nota esmero en la aplicación, porque permite detenerse más en los detalles, porque es como si delatara ciertos trucos del pintor al estar fragmentado. Eso además de que dura más, es fácil de limpiar, brillante, etc. Deberíamos partir en mayo.

2. Uno de los criterios del concurso del Metro de Santiago para intervenir la estación UC era plasmar la historia del barrio San Borja, y las instituciones y lugares que lo rodean. En este sentido, ¿cuál es el mensaje que ideaste para este mural y en qué elementos quedará representado?

Eso era lo más difícil del tema. Nos pasaron un montón de hitos, personajes y edificios que existen y que existieron a la redonda del metro U.C., como Lastarria, Victoria Subercaseaux, la Ollería de los jesuitas (ubicada en la actual calle Portugal), la Iglesia de Veracruz, el Ejército, en fin, muchísimas cosas. No se podían poner todas, así es que por eso elegí hacer un tapiz con lo más presente que se ve y siente desde la esquina de Portugal con la Alameda.

Esto y el edificio de la Universidad Católica, importante además porque así se llama la estación, las Torres de San Borja, el GAM y el edificio estilo art noveau que está en la alameda frente a Portugal. Incluí el Hospital San Borja como una forma de citar memoria inmaterial y retraté el GAM desde cómo fue gestado y construido para la UNCTAD III, aprovechando así de ocupar el mosaico para hablar de esa tan bonita historia. Estos lugares son, además, los que más miran los santiaguinos que andan en micro, a pie o en bici.

Habiendo recogido estos edificios, les sobrepongo en dibujo alguna forma de vida encima: en las torres más modernas dibujé una mujer manejando una bici; en la UNCTAD III, el pez de mimbre que en 1972 colgaba en los casinos y que se replicaron cuando el lugar recupera su carácter cultural; en el muro con el hospital San Borja, les sobrepongo unas enfermeras con un bebé, en referencia a la maternidad que era la principal actividad de ese lugar.

Por último, los chincoles en el muro principal, que es el que resume todos los otros muros. Los puse porque son mis favoritos: son bonitos, pequeños, citadinos y endémicos de Chile, significan un elemento orgánico, vital y transversal en la historia, y los podremos ver alrededor del mural. Creo que son ellos los que me hicieron ganar y por eso ahora son aín más mis favoritos.

Una vez, cuando ya había mandado el proyecto al concurso, me fui a quedar a la casa de mi mamá con mis hijos. En la mañana salí al patio y se acercó un chincol. Estaba solo, dio unos saltitos acercándose, se mantuvo un rato cerca y se alejó, se acercó de nuevo y se alejó para irse por fin, como si me hubiera saludado. Lo tomé como una señal o un agradecimiento, porque a ese patio siempre llegan tórtolas, nunca chincoles, y lo amé un rato con locura, puede ser que siempre llegan chincoles ahí y yo nunca me había dado cuenta, pero con este conversé. Este se hizo un poco mío, y quise creer que me decía que iba  a ganar.

3. ¿En qué año empezaste a intervenir espacios públicos y dónde podemos ver tus obras?

La idea de intervenir espacios públicos surge hace un millón de años cuando tenía 23 años e intervine el río Biobío con una obra bellísima en su proyecto, pero hecha sin saber, sin buena asesoría, con pocas lucas, sin ningún cimiento más que la belleza de la imaginación, y por tanto, un fracaso. La idea era bonita, pero no resultó como debía ser y yo no estaba en un buen período tampoco.

Hasta que llegó Puente Alto y el gran proyecto de los mosaicos donde partimos poquitos ideando todo, hasta llegar a ser un tremendo equipo. A pesar de que salí antes de ese proyecto, los trabajos de mosaico de ahí en adelante fueron cayendo más seguido. El hacer algo en la calle y con la gente mirando cómo avanzas es una experiencia bonita. La gente agradece, a veces no entiende qué hay ni porqué lo hacemos, hay veces en que pareciera que lo ven incluso como un regalo caritativo, preguntan si somos voluntarios, si somos una comunidad, si nos pagan o no, etc.

La figura del arte público al nivel de los mosaicos es algo que a la gente en un principio le impresionó mucho. En Puente Alto teníamos pilares con un fragmento del equipo a nuestro cargo. Diseñábamos y dirigíamos cada pilar que nos tocaba, y en mi caso, además los dibujaba. De ahí hice algunas clases de mosaico y un par de murales propios en San Antonio. Ahora hace poco hice un tercer mural en San Antonio, trabajé en el mural de Ian Pierce y ahora se viene este mural para el metro Universidad Católica y que me tiene atolondradamente contenta.

4. ¿Qué buscas entregarle a la ciudad a través de tu obra?

Que la gente se reconozca en alguna cosa. Que la gente mire y pueda articular algo propio, que haya una conexión entre lo que yo muestre y lo que la gente quiera ver, incluso sin saber que es eso lo que quiere ver. Como el chincolito y yo, por ejemplo, aunque el chincol en sí no sea una obra de arte, me trajo una experiencia artística, que en eso haya diálogo, pertenencia y arquetipo.

Es difícil decirlo, porque a mí me cuesta todavía. Uno busca, se pierde en el virtuosismo, en la belleza, después con culpa le buscas contenido, en el contenido se olvida el instinto y se quiere volver entonces al pulso, y así todo el rato es un vaivén entre, como en tantas cosas, el corazón y la mente.

Es una pregunta que no soy capaz de responder así como para enmarcarla, pero tiene que ver con lo que vemos, qué nos recuerda, que nos muestra, que nos cuenta, cuánto nos gusta, etc. La verdad es que estoy evitando la frase “qué sentimos”, pero bueno, sí, qué sentimos, qué sabemos de la imagen para que nos haga sentirla.

5. ¿Qué impacto crees que genera el arte urbano en la ciudad y en sus habitantes?

Si está en la calle es mucho más directo, hay una interacción con todos los transeúntes, incluso si les gusta el arte o no. Pasas a ser paisaje sin el contexto exclusivo de una galería, en donde estás obligado a poner cierto prestigio y esmero en lo que mires. En la calle no, allí pasas haciendo cualquier cosa y no va a pasar nada si no miras, pero pasarás más veces, estarás haciendo otra cosa, será parte de un cotidiano y en ese cotidiano te dará una experiencia. O al revés, puede hacerte detener y darle espacio a la mirada, a la reflexión, a todo lo que viene al mirar algo con detención. Así como los edificios antiguos en contraste con los nuevos. Los antiguos te dan esa detención en los detalles, los nuevos son parejos y casi transparentes, puedes pasar sin mirarlos. Aparte en la calle todo suma y todos participan independiente de si son niños o adultos, ricos o pobres.

A lo anterior, Valeria agregó que “lo que me tiene más contenta y orgullosa es haber ganado con votación popular. Es la primera vez que se hace así y siento que eso me dio la oportunidad de ganar y conocer cómo gané, que es lo que nunca se sabe. Tengo 41 años y, sin embargo, me considero emergente por varias cosas. Primero, la maternidad hace que uno empiece más tarde, segundo, el no pertenecer a los círculos artísticos (mis amigos son la mayoría de letras). En fin, un montón de cosas largas de contar ahora, pero que me hacen considerarme con una cuota de emergente dentro del medio, pero ya con cierta seguridad madura de lo que soy.

Hace poco quise participar en un festival de murales y me dijeron que no podía, porque era solo para “consagrados”. Me piqué como cabra chica, lo reconozco, y todavía me pico cuando me acuerdo. Después, gané este mural y ya me puse más en paz, pero acá estaba esa gran diferencia. Nadie votó por quién era yo porque nadie me conoce. Votaron por mi obra y eso me llena de orgullo”.

Mural de Mosaicos Puente Alto. Cortesía Valeria Merino

Mural de Mosaicos Puente Alto. Cortesía Valeria Merino

Mural de Mosaicos Puente Alto. Cortesía Valeria Merino

Lienzo mural para la portada y presentación del libro “Herminda de la Victoria” de Víctor Muñoz. Cortesía Valeria Merino

Mural “Polen Musical” en Centro Cultural San Antonio. Cortesía Valeria Merino.

Si deseas conocer más sobre el trabajo de Valeria, te invitamos a visitar su página web: www.valeriapazmerino.com

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El Cons Project es considerado el primer skatepark indoor de Santiago que desde su apertura, hace más de 10 años, se ha vuelto todo un clásico del mundo del skate.

Durante este mes, la rampa ubicada en el Barrio San Diego, estuvo cerrada por una remodelación que permitió elevar el techo para que sea más seguro hacer trucos en el aire e intervenir los muros del skatepark.

La idea era renovar los muros con una obra de arte urbano, lo que se hizo a través de la cuarta convocatoria de Blank Canvas. Este es un proyecto de Converse que invita a artistas urbanos a hacer sus creaciones en diversos espacios de la ciudad, y que en esta oportunidad estuvo dirigida únicamente a mujeres muralistas.

La ganadora fue la arquitecta y artista chilena, Katica Puga, quien empezó a incursionar en el arte urbano mientras vivía en Australia y que al enterarse de la convocatoria decidió participar porque le interesó especialmente que se hiciera un llamado solo a mujeres.

© Plataforma Urbana

A su vez, esto le sirvió de inspiración para su propuesta, “Tres Miradas”, que está representada en tres cuerpos femeninos. Acerca de su obra, Katica nos cuenta que “encontré interesante hacer rostros, pero no literalmente, sino que trozos de ellos. Por eso se llama ‘Tres Miradas’, porque refleja la mirada de tres mujeres, pero nunca hay un ojo, que es lo que siempre llama la atención”.

Al entrar al skatepark, que para Katica es “un verdadero refugio de los skaters, sobre todo cuando llueve porque pueden seguir patinando”, es fácil quedarse mirando los murales por un largo rato, porque se ven muy reales.

© Plataforma Urbana

Esta última remodelación del Cons Project es la más importante que se ha hecho desde su construcción y desde este 25 de mayo ya está lista para que todos quienes quieran ir a patinar, conozcan la nueva cara de este emblemático skatepark de Santiago.

© Converse

Katica Puga © Converse

Skatepark Cons Project

• Dirección: Santa Rosa 665, Barrio San Diego, Santiago.
• Horario: Abierto de lunes a viernes entre las 13.00 y 21.00 horas
• Entrada: Gratis
• Más info: www.consproject.cl

Fotografías por Converse y Amanda Marton para Plataforma Urbana.

Cortesía Daniel Marceli

Los murales que Daniel Marceli pinta en Valparaíso, Santiago y Chiloé buscan ser un reflejo de cómo es vivir en el Archipiélago de Chiloé y, a su vez, de cómo está cambiando la vida en esta parte del sur de Chile producto de las influencias económicas, sociales y culturales.

Recurriendo a colores vibrantes, este artista retrata elementos típicos e inconfundibles de la isla en donde nació y que pueden ser desde casas de madera hasta personajes mitológicos que se aferran a los árboles y animales que habitan la zona.

Este último vínculo es un eje que guía sus diseños y que apuntan, principalmente, a denunciar y criticar cómo se están explotando los recursos naturales en el archipiélago, sobre todo los ocasionados por la industria acuícola.

De hecho, en uno de sus murales más recientes, “El retorno del mar”, que lo hizo en un muro de 600 metros de largo del Paseo 21 de mayo, en Valparaíso, es posible interpretar que los que deben volver a su lugar de origen son los peces y que es el mar el que se debe dejar en paz.

Conversamos con Daniel para conocer más de sus murales y de su visión del arte urbano.

1. ¿Cuál crees que es la importancia del arte en el espacio público?

Yo creo que esa es una pregunta más bien personal, porque la importancia que yo le doy es el poder comunicar temas de contingencia, por eso para mi es importante la temática, que haya un discurso… Pero no creo que para todos tenga la misma importancia o lo perciban igual.

Creo que en una sociedad donde culturalmente no se le da una gran importancia al arte, donde se destinan horas mínimas en los colegios, el arte público aporta a contrarrestar esto porque está al alcance de todos.

2. ¿Qué impacto genera el arte urbano en la ciudad y en sus habitantes?

La modificación del paisaje como también del cotidiano. Esto viene un poco a  dar nuevas lecturas a este entorno, la habitualidad se ve interrumpida y se crean nuevos diálogos, creo que eso es clave cuando queremos empezar a comunicarnos como habitantes de una ciudad. los diálogos.

3. ¿Crees que el arte urbano es valorado en Chile?

Cada vez más, aunque siempre ha estado esa valorización en la calle. Ahora está entrando a galerías y como que ya es súper aceptado y gusta, pero en la calle donde se desarrolla siempre, hay una palabra de apoyo hacia la pintura. Desde siempre.

4. ¿Cuáles crees que son las principales diferencias entre exponer en una galería privada y en el espacio público?

En la calle, el trabajo y la experiencia es un poco más colectiva y el exponer en una galería es mucho más íntimo, es trabajo de taller.

5. ¿Qué buscas entregarle a la ciudad a través de tu obra?

Trato de ser bien crítico con lo que me toca vivir y con lo que me toca pintar, pues bien soy de Chiloé y vengo desde hace un par de años  ya hablando de la contaminación de nuestras aguas, y el como se vio obligado el habitante de la isla a desarrollar su economía en torno a las acuícolas. Pienso que la pintura debe tener esa carga y más la que se genera en la calle.

Son buenas las conversaciones que se generan cuando estás realizando una pintura, a veces los comentarios solo son de que les gusta lo que haces por temas cromáticos y de composición, otras porque tienen una duda con respecto a algo que dibujaste y tienen una interpretación súper clara de lo que ellos ven y es ahí donde empieza la retroalimentación del pintar en la calle. Por un lado, explicas un poco de que se trata tu trabajo, pero también por otro lado hay que poner oído y escuchar lo que se percibe de el. En fin, trato de entregarle a la ciudad un discurso real y no algo disfrazado.

6. ¿Qué factores crees que influyen en la permanencia de una obra en el espacio público?

Criterios, como hay tantos. Las posibilidades son muchas. Prefiero no crear un apego con la obra en sí y quedarme con un buen registro de lo que hago, porque podría no estar al otro día o podría estar rayado, son cosas que pueden suceder.

He tenido la experiencia que muchas de mis obras siguen intactas en la ciudad, pero también otras rayadas, desde un Colo Colo campeón hasta un mar para Bolivia. Me lo tomo con humor y desapego como te lo nombraba antes.

“El Castaño” en Isla Lemuy, Chiloé. Cortesía Daniel Marceli

“El Castaño” en Isla Lemuy, Chiloé. Cortesía Daniel Marceli

Cerro Florida, Valparaíso. Cortesía Daniel Marceli

Plaza Aduana de Valparaíso. Cortesía Daniel Marceli

“La caída económica”, Valparaíso. Cortesía Daniel Marceli

Valparaíso. Cortesía Daniel Marceli

Valparaíso. Cortesía Daniel Marceli

“Sinergia económica” en Cerro Larraín, Valparaíso. Cortesía Daniel Marceli

“El retorno del mar” en el Paseo 21 de mayo, Valparaíso. Cortesía Daniel Marceli

“El retorno del mar” en el Paseo 21 de mayo, Valparaíso. Cortesía Daniel Marceli

Bosquejo de “Chiloé será un puente”. Cortesía Daniel Marceli

Valparaíso. Cortesía Daniel Marceli

Festival Mural La Puerta del Sur, Santiago. © Plataforma Urbana

Si deseas conocer más de la obra de Daniel Marceli, lo puedes seguir en su cuenta de Instagram. Además, te invitamos a ver los siguientes videos realizados mientras pintaba en la Isla Lemuy de Chiloé y en el Paseo 21 de mayo de Valparaíso. ¡Qué los disfruten!

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